sábado, 26 de enero de 2008

The Pope & The Furious

Durante su visita a México, el Papa, cansado de tanto curioso, lambiscón, hipócrita, etc., decide bajar al reino terrenal, romper las reglas, mandamientos y tratados de libre comercio. Cuando el chofer le abre la puerta del Papamóvil, el Papa le dice:
- ¡Dame las llaves, caón! ¡Pásate pa'trás, descánsate y ráscate los huerfanitos!
El Papanicolaou se pone al volante de la limusina, tuneada así bien poca madre, como sólo puede hacerlo la Iglesia, con vidrios polarizados, llantas anchas, con bocinas arregladas en la cajuela, música a todo volumen de Valentin Elizalde y sale quemando llanta por toda la Calzada de los Misterios; se pasa los altos, a los peregrinos los arrolla y todavía se echa en reversa para rematarlos, no hace caso a las señales de tránsito, se mete en contraflujo, por Tlalpan juega arrancones con el metro. Peeero, una cámara vial de esas que puso Ebrard lo detecta y una patrulla lo detiene. El Papa baja su ventana y le echa la fama encima:
- ¿Sabes quién soy, güey? ¿Quieres perder tu trabajo?
El poli sin decir nada se regresa con su pareja, y éste le dice:
- ¿Qué onda, cuánto le sacaste?
- ¡Nada, güey!, este valedor ha de ser un influyente picudísimo, güey!
- ¿Qué es narco o amigo de Calderón?
- ¡No, güey, el más pesado de México!
- ¿Salinas de Gortari?
- ¡Más, güey, el Salinas le viene guango a este señor!
- ¿Pos entonces quién es?
- ¡Se me hace que es Dios, pareja!
- No mames, ¿no que ya te habías hecho el antidoping? ¿Cómo que Dios? ¿Por qué lo dices?
- ¡Pos nomás calculale, güey! ¡Trae de chofer al PAPA!

1 comentario:

Anónimo dijo...

jajajajajaja, no maaa XD!!

Dm